Objetivos del Frente Cívico

sábado, 26 de enero de 2013

Hasta siempre amigo Joan Garrido.

Si estamos aquí es porque un día a todos y en un determinado instante, nos ha reclutado la vida y si nos vamos sin más es porque también un día y en un determinado instante nos ha reclamado la muerte. Dos instantes que segmentan nuestro paso por el mundo a través de la recta continua del género humano.

Dos únicos instantes que de forma natural hacen posible el milagro del principio de igualdad por el que unos tanto luchan y contra el que  otros se debaten, para al final acabarse demostrando, que la vida no es más una enfermedad degenerativa con consecuencia de muerte, que a todos por el mero hecho de existir, tarde o temprano nos llega.

Desconocemos que hay más allá de ese último momento, si es que puede haberlo, pero lo que no puede pasarnos desapercibido es el valor de la memoria y esa huella imborrable que todos vamos dejando como parte de una semilla que fructifica, desde el ejemplo de nuestro paso por la vida en una toma de conciencia social y evolutiva, siempre necesarias para seguir avanzando.

Hoy Joan Garrido, un ciudadano, sencillo y anónimo con una diversidad funcional a la que supo enfrentarse con tanta entereza con la que todos nos enfrentamos a la enfermedad de la vida,  quien  formaba parte de mi numeroso grupo de amigos de facebook nos ha dejado físicamente y nos ha abierto con su legado final el paso a esa evolución por lo que en su memoria os dejo el texto que ha dejado a sus amigos, conocidos y familiares de cuya lista me siento honradísima de formar parte.

A Joan: Muchas gracias y un: Hasta siempre amigo. A Eva, su mujer y leal compañera, además de mis sentimientos, muchas gracias por darme la oportunidad de sentirme en alguna medida valiosa en vuestras vidas, cumpliendo sus deseos de hacerme partícipe de este  difícil momento.

Os dejo con la traducción des sus palabras, que son muy significativas. además de este enlace con el texto original que encargó a Eva su mujer  que hiciera público, llegado ese último momento.

Texto de despedida de Joan Garrido a sus familiares,amigos y conocidos:

Amigos, compañeros y conocidos, si está leyendo esto es que ha sucedido lo que tal vez muchos llevamos tiempo esperando. Os puedo asegurar que he resistido hasta el límite de lo imaginable y las razones de esta resistencia serían largas de explicar, aunque realizaré un breve apunte. En primer lugar porque la vida puede ser maravillosa si se tiene el privilegio de sentirse querido y esto incrementa la necesidad egoísta de sobrevivir y hace que determinados esfuerzos o sufrimientos sean infinitamente soportables. La mía es una muerte anunciada, incluso podríamos decir reiteradamente anunciada, aunque tanta resistencia me ha hecho vivir otras pérdidas inesperadas que por lógica deberían haber sobrevivido a mi y es curioso que haya tenido que sufrir la paradoja de ver 'ls a ellos con los papeles cambiados. Es por ello que ante todo quisiera rendir homenaje a aquellos con los que quizá pueda reunirme en el otro mundo.


A todos los que hago enmienda en este mensaje de despedida quisiera deciros que, de una manera u otra, en algún momento de mi vida ha desempeñado un papel más o menos importante en ella y que por eso puedo ahora incluir os en este escrito. Ruego perdonen algunas ausencias ya que, exceptuando las omisiones de forma deliberada, en muchos casos sólo recuerdo un rostro o un nombre al que no puedo acompañarlo con un nombre:


Jorge, Ramón, Javier, Jordi C., Carlos, José, José S., Juan Carlos, Cristina, Isabel, Nuria, Sira, Tere, Ana, Manuel, Marga, Jordi D., Beth, Montse, Rosa, Ramón B. , Teresa, Alberto, Marcos, Tere de Arenys, Dedi, Brinquis, Gregorio, fenómeno, Javier, Almagro, Pepe, M ª Ángeles, Jordi Torres, Luis, Jorge, Yolanda, David, Sylvia, Lamia, Dioni, Salva, Juanmi, Damià , Sánchez, Blanca, Julio, Yasuko, Eloi, Maite, Rosa, Carlos de P., Fernando, Manel O., Ana D., Dina, Nuria y Lourdes M., Carlos F., José G., Carina, Manuel, Esteve, Domingo N., Mónica, Rosa P., Julián, Esther, Sara, Mercedes D., Maite M., Ángeles, Conchi, José G., María, Montse P, Garbiñe, María Rosa, Gemma y Pedro, Adil.


A todos quisiera daros las gracias por formar parte de mi historia, una historia que durará lo que dure dentro de sus memorias para después, poco a poco y sin remisión, pasar a este espacio inmenso e indeterminado del olvido, este es el destino de la inmensa mayoría de todos nosotros. A unos cuantos quisiera agradeceros todo el amor que me hicisteis dispensar ya unos pocos agradeceros eternamente la amistad y el afecto que aún hoy me brinda. Y es ahora un buen momento para reconocer que a lo largo de mi vida he intentado conseguir la excepcionalidad sin llamar la más mínima atención, o dicho de otro modo, de pasar desapercibido de la forma más efectiva intentando dar lo mejor de mí mismo e incluso algo más. Parece una contradicción y tal vez lo sea, como muchos de los actos que he realizado a lo largo de mi vida para conseguir esta misma paradoja que acabo de describir.


Aprovecho este tipo de manifiesto para pedirle un último esfuerzo de comprensión y reclamar que respete una de mis últimas voluntades, y que no es otra que no se realice ningún tipo de ceremonia, ni civil ni religiosa, ni funeral, ni vela , ni desfile de modelos, ni nada que se le parezca que implique o no la exhibición pública de mis restos, que si todo se cumple como ya he intentado dejar establecido, incinerarán y mis cenizas serán esparcidas en un punto concreto los Pirineos, visible desde la mayoría de los puntos más altos de nuestro pequeño país. Y ya está, ni nada más ni nada menos. Quiero permanecer allí, donde he sentido mis mayores sensaciones y donde la mayoría de mis sentidos lograron cotas irrepetibles. De alguna forma, con muchos de vosotros, ya llevamos tiempo preparándonos y realizando la despedida, con el resto, con aquellos de vosotros que hace tiempo no veo, conocidos que hicisteis querer ser olvidados o desconocidos con quien nunca crucé palabra, no tengo ningún deseo especial que retengáis una última imagen mía que de ninguna manera se correspondería con la de aquel tiempo en el que nos conocimos, y tampoco podría levantarme para corresponder a su amable visita.


Podría ser éste un buen momento para poner a más de uno en determinados altares o en determinados infiernos que insistentemente han realizado esfuerzos para merecerlo, pero, sinceramente, no sería elegante por no tener la oportunidad de realizar la pertinente contrarréplica. No obstante sí quiero destacar tres nombres que no figuran en la lista anterior porque su significado para mí es de tal relevancia que merecen lo que normalmente se llama "capítulo aparte".


En primer lugar hago mención de mi hijo Miguel, al que debo agradecer enormemente su estimable compañía durante unos años de mi vida y que, de alguna forma, se lo ha dado sentido desde el mismo momento de su existencia y vitaminado de forma relevante la resistencia a la que hacía referencia al principio de estas líneas. Quisiera descargar le de cualquier tipo de responsabilidad respecto a las precarias condiciones con las que hemos tenido que relacionarnos en estos últimos tiempos, ya pesar de las cuales él ha sabido desinhibirse o enfrentarse y siempre ha sabido encontrar tiempo, escaso , para un hambriento de su compañía. Como ya dije un día, la vida sin él habría sido más fácil pero absolutamente insoportable. La gran pena es que mi Peter Pan particular se ha convertido pirata.


En segundo lugar nombrar a mi hija Aina. Mi gran secreto a voces respecto a ella es el recuerdo constante que me ha brindado durante toda su vida a mi querida hermana Montse. Espero y deseo, y no puedo describir hasta qué punto, que su paso por la vida sea más perdurable y productiva en cuanto a vivencias y experiencias, y por encima de todo de felicidad. Con Aina he aprendido a entender la auténtica profundidad de la palabra "padre" y los gestos que ello implica. Con ella he descubierto cuánto generoso y desinteresado puede ser el amor que puede sentir un padre hacia su hijo. A ella le deseo que su constancia para complacer a los demás le revierta y recompense con el afecto que tanto necesita. Una vez leí una frase de un filósofo francés que decía "todos nacemos príncipes y princesas hasta que nuestros padres nos convierten en sapos". Aina, alguien te iba a decir, yo no he convertido en ningún sapo ni en ningún otro tipo de reptil.


Y finalmente dedicar unas palabras a Eva. Ella ha sido el artífice de haber llegado hasta donde he llegado en el tiempo, a la claridad mental y la paz interna que me han hecho posible soportar las múltiples contingencias que me han ocurrido en los últimos años de mi vida . Conocerla, convivir con ella, sentirme amado por ella ha sido un auténtico milagro y privilegio. De hecho, ella es mi milagro particular, ella ha motivado de la forma más fácil mi compromiso y mi resistencia hasta un punto inimaginable. De alguna forma me he sentido diminuto ante el reto de poder recompensar su dedicación, sus 24 horas al día durante 365 días al año o los 366 incluyendo los años olímpicos, a pesar de sus propias inconveniencias que siendo importantes pasan siempre desapercibidas. Conocerla, convivir, sentirme amado por ella justifica sobradamente mi paso por la vida e incluso, aunque parezca extremo, justifica haber contraído la enfermedad que me ha llevado a la muerte, ya que de no ser por esta circunstancia no hubiera tenido la ocasión de conocerla. El destino tiene estas paradojas y hay quien dice que "cuando se cierra una puerta el destino abre una ventana" y si de verdad existe una justicia divina, que pone a cada uno en el lugar que le corresponde, Eva ha sido la recompensa que el Dios destino ha querido concederme y al mismo tiempo me ha demostrado que se puede convivir con alguien con amor, con respeto y con una entrega total; mi hacia ella y su hacia mí.


Eva, tú ya sabes que podría estar horas enteras diciéndote lo que tantas veces he dicho con palabras, gestos y letras, pero este es un buen momento para darte mis eternas gracias y decirte que te esperaré en nuestra burbuja particular y reservada del más allá que seguro sabremos encontrar los dos.


Y para todos los demás "eso es todo amigos", recibe el abrazo que tanto tiempo llevo sin poder darle y con la que me hubiera gustado despedirme de cada uno de vosotros.

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